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Una reunión de dos generaciones de tranvías en Oberhausen, Alemania:
a la derecha (alejándose) el 25, construido en 1899, restaurado y en
funcionamiento a finales del decenio de 1990; a la izquierda (acercándose) el
210, unidad de piso bajo de 1996.
Las anécdotas y los recuerdos dejados en el público
por los tranvías antiguos, así como la fascinación que causan los vehículos de
otras épocas por el refinamiento y detalles constructivos, han iniciado en el
mundo una corriente de revalorización de su imagen y presencia.
La vigencia de los tranvías históricos se viene dando
en dos planos: los museos tranviarios y los recorridos corrientes servidos por
tranvías antiguos («vintage trams»).
Mientras que los museos se encuentran abocados a una
tarea de restauración y preservación de material antiguo, los servicios
tranviarios «a la antigua» se prestan tanto con viejos tranvías restaurados,
como con modelos reminiscentes de antaño27 fabricados
actualmente siguiendo los planos originales de carrocerías, y con equipamiento
de alimentación, tracción y rodamiento que a veces es copia fiel de los
primitivos, o bien incorpora elementos de tecnología actual, incluso hasta aire
acondicionado, accesibilidad para los impedidos y espacios interiores para
sillas de ruedas.
Los servicios regulares con tranvías históricos se
enfocan en transportar igualmente a residentes y visitantes/turistas,
conectando centros principales de actividad con capacidades de aproximadamente
desde 20 a 40 pasajeros sentados.
Ciudades como San Francisco (California) (no sólo
con sus célebres «Cable Car», sino con su Línea F), en Nueva Orleans (Luisiana)
la « St. Charles Streetcar Line» ya cuenta con más de 95 años de
funcionamiento continuo, y los tradicionales tranvías «Perley Thomas» son un atractivo
turístico y fueron reconstruidos tras el desastre natural de Katrina.
Hay dos líneas más (Cananl St. y Waterfront lines)
suplidas con réplicas de las PT metálicas, fabricadas hoy en día con sistemas
de modernos motores eléctricos, otros sistemas se encuentran en La Coruña en
España, Dallas (Línea McKinney Ave.), Oporto (Línea Masarellos), Tampa, Sóller,
Kenosha, Lisboa, Río de Janeiro (con su «Bondinho de Santa Teresa»), Melbourne,
Charlotte, Barcelona (con su línea al Tibidabo), Christchurch, Seattle (con su
Waterfront Line), Sintra, Little Rock, Estambul, Memphis y Santos, por citar
algunas, poseen este tipo de servicios, ya sea habiendo mantenido algunos
recorridos donde aún funcionan tranvías de antigua data, o bien instalando
nuevas líneas por sectores pintorescos, históricos, comerciales o
recreacionales, dotándolas de estos atractivos vehículos.
Los tradicionales tranvías son óptimos en las calles
estrechas de los cascos antiguos, ya que por tener una vía que actúa como guía
se facilita la maniobrabilidad, y en algunos casos también permite instalar la
catenaria al estar sujetada entre edificios. También bajan considerablemente
las vibraciones producidas por los motores de combustión interna de otros
medios de transporte masivo y las vibraciones producidas por el tráfico
vehicular a que remplaza. Por último, al ser eléctricos no contaminan ni
deterioran las estrechas calles y las construcciones centenarias de los
monumentos y centros históricos.
También son destacables los innumerables museos tranviarios
que preservan celosamente material rodante original, haciéndolos circular
limitadamente para que los visitantes puedan verlos en funcionamiento.
Otros, en cambio, tienen la posibilidad de hacer
circular su material en el real ambiente tranviario, vale decir recorriendo calles
y avenidas:
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